Investigación

Pesca de Tiburones - El reflejo del manejo de las pesquerías en Panamá y la región

Las redes sociales nos han dado acceso a información y exposición a situaciones de las que antes no éramos conscientes. Tal es el caso de los cientos de reportajes e imágenes de aletas de tiburones que nos abren los ojos a una realidad que no podemos seguir ignorando.

En Panamá, por ejemplo, durante el mes de abril circulaba un video en redes sociales donde se veía a pescadores artesanales de una playa local descargando la pesca del día, tiburones martillos. Este video reactivó el descontento público y aunque fue efímero, logró traer a la mesa el debate sobre el manejo de los recursos pesqueros en Panamá y en la región. Varios miembros de la sociedad civil y organizaciones sin fines de lucro hicieron un llamado al gobierno a actuar en esta materia, ya que la pesca de tiburones y rayas es legal en Panamá. La única práctica que es prohibida es el aleteo, es decir pescar tiburones con la única intención de cortar las aletas y desechar el cuerpo. Esta prohibición está descrita en la ley 9 de 2006.

Este tipo de atención resulta vital para una especie no carismática. Si bien es cierto que estos videos sacados de contexto promueven las noticias amarillistas, actualmente un cuarto de todas las especies de rayas y tiburones están amenazadas según la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), mayormente debido a la sobrepesca (intencionada e incidental).

A diferencia de las tortugas marinas, los tiburones no son considerados especies carismáticas, en otras palabras, una especie popular que sirve como símbolo para incentivar la conciencia pública sobre la importancia de conservar la biodiversidad. Foto cortesía de Brais Marchena.

 

La sobrepesca en Panamá

La acelerada reducción en la población de tiburones es causada por la sobrepesca y el incremento en la demanda de los mercados pesqueros internacionales, que elevan los niveles de pesca comercial motivados por el valor de sus aletas. Aunque en Panamá, la pesca por aletas es una preocupación secundaria. La captura excesiva de ejemplares que no han alcanzado la madurez sexual por parte de flotas artesanales y la inexistencia de regulaciones pesqueras que controlen estas prácticas constituyen sus amenazas centrales.

El tiburón martillo común (Sphyrna lewini) es de especial interés ya que según la Lista Roja de Especies Amenazadas de UICN se encuentra en peligro crítico. Estudios han permitido determinar que las hembras de tiburón martillo paren a sus crías en varios sitios de la costa del Pacífico panameño de febrero a mayo. Estos son mayormente espacios resguardados de las corrientes, como ecosistemas de manglar, estuarios y ensenadas. Los tiburones neonatos permanecen en estas áreas por un tiempo indeterminado y es precisamente durante este tiempo que son más vulnerables.

La precaria situación económica de las comunidades costeras empuja a la población a pescar para sobrevivir como medio de sustento básico. Aunado a esto, Panamá es un país mayormente cristiano que observa el periodo de la Cuaresma. Esta actividad religiosa representa un aumento en la demanda de productos del mar. La Cuaresma coincide con la temporada de parto de algunas especies de tiburones, como el tiburón martillo. 

Estudios realizados por Héctor Guzmán, científico de planta del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, arrojaron que en promedio arriba del 80% de los tiburones capturados en las costas del Pácifico panameño son neonatos y juveniles. Para algunas especies, como el tiburón martillo (Sphyrna lewini), se estima que hasta el 99% de los individuos capturados por operaciones pesqueras de pequeña escala son inmaduros.

 

El impacto ecológico y económico

Al diezmar las poblaciones de neonatos, ponemos en juego la estabilidad de la especie. Estos individuos no han alcanzado la madurez sexual, es decir no han tenido la oportunidad de reproducirse. De esta manera, eliminamos el relevo generacional de la especie.

Ante la falta de un depredador al tope de la cadena alimenticia, la biodiversidad del arrecife se ve enormemente afectada. Dando lugar a un inevitable efecto en cadena. Al acabar con las poblaciones de tiburones, hemos visto una proliferación de otros depredadores como el mero. Los meros, a diferencia del tiburón, se alimentan mayormente de especies herbívoras. Sin especies que controlen su crecimiento, las algas crecen hasta ahogar a los corales. Poniendo en juego la supervivencia del arrecife y las especies que viven en ellos.

Este desbalance trófico impactaría enormemente a la economía, no solo de las comunidades pesqueras artesanales sino también de las actividades pesqueras de gran escala.

Además del valor de la pesca comercial, los tiburones también nos proveen de beneficios a través del ecoturismo. Por ejemplo, se estima que en las Bahamas un solo tiburón coralino vivo vale $250 000.00 debido al turismo del buceo, comparado con el valor del animal pescado $50.00.

 

Las áreas marinas protegidas como herramientas para la conservación

Especies de tiburones como el tiburón martillo son conocidos por formar grandes escuelas alrededor de islas marinas. Estas congregaciones los hacen particularmente susceptibles a ser pescados en grandes números. Las áreas marinas protegidas son una de muchas herramientas implementadas para proteger estas especies. En el Pacifico Este Tropical existe una red de áreas marinas protegidas, alrededor de islas y áreas costeras de alta importancia como los son la Isla del Coco en Costa Rica, el Archipiélago de Coiba en Panamá, las Islas Malpelo y Gorgona en Colombia, y el Archipiélago de Galápagos en Ecuador. Sin embargo, las áreas protegidas a pesar de ser muy útiles para la protección de especies de utilidad comercial solo funcionan si hay un monitoreo y patrullaje constante. Estas áreas suelen ser extensas, representando un costo exorbitante para el estado.

Varios estudios sobre la eficacia de las zonas marinas protegidas dejan claro que centrarse en un único enfoque de gobernanza causa deficiencias que pueden poner en riesgo los objetivos de conservación. En vez, se debe adoptar un enfoque integrado que involucre a los gobiernos nacionales, las comunidades locales y los programas comerciales. Repartiendo los costos de patrullaje y los beneficios económicos de estas áreas protegidas de manera equitativa.

Para que las políticas que regulen estas prácticas sean efectivas y sostenibles deberán velar, más allá de los objetivos de conservación, por los intereses económicos de las comunidades locales y los pescadores artesanales. Foto cortesía de Brais Marchena.

 

Mas allá de los polígonos, el futuro

Un estudio reciente en tiburones martillo común (Sphyrna lewini) demostró la interconectividad y actividad migratoria de esta especie en varios sitios del Pacifico Este Tropical. En Panamá, Guzmán descubrió que el tiburón martillo puede migrar de lugares tan distantes como las Islas Galápagos para reproducirse en al menos cuatro sitios en el Pacífico panameño, el más grande el ubicado en los humedales del Golfo de Montijo en la provincia de Veraguas. Estos estudios sustentan la importancia de las áreas protegidas, pero dejan en evidencia que a pesar de que son útiles, las áreas protegidas suelen ignorar que la naturaleza no conoce fronteras y no solo existe en polígonos definidos por decisiones políticas. Por tanto, se deben implementar políticas que se extiendan más allá de estos polígonos. Utilizar modelos de gobernanza que produzcan beneficios económicos y no solo costos a los ya insuficientes fondos del Ministerio de Ambiente.

La sobrepesca y la falta de protección de lo tiburones no es más que una reflexión del manejo de las pesquerías en Panamá y en la región. La protección del tiburón martillo y otras especies en riesgo, resulta una tarea pendiente. Pero va más allá de la simple prohibición absoluta de la pesca de estas especies vulnerables, se debe acompañar con la implementación de políticas y prácticas que protejan todos los componentes de las pesquerías, incluyendo a los pescadores artesanales. Quienes, si no son considerados, acabaran por encontrar otras especies que pescar de manera insostenible, presionados por las circunstancias económicas que estas prohibiciones les representarían.

¿Y ahora que nos somos ajenos a esta realidad, qué haremos al respecto?

 

*Foto principal cortesia de Luis Zamora.

Fuentes:

Camhi, M.D., et al. “The conservation status of pelagic sharks and rays: Report of the IUCN shark specialist group pelagic shark red list workshop.” IUCN Species Survival Commission Shark Specialist Group Report; 2009. p.78.

Guzman, Hector M., et al. “Fisheries and Conservation Assessment of Sharks in Pacific Panama.” Wiley Online Library, John Wiley & Sons, Ltd, 9 Dec. 2019, onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/aqc.3245.

Jones, Peter J. S. Governing Marine Protected Areas: Resilience through Diversity. Routledge, Taylor & Francis Group, 2016.

Nalesso, Elena, et al. “Movements of Scalloped Hammerhead Sharks (Sphyrna Lewini) at Cocos Island, Costa Rica and between Oceanic Islands in the Eastern Tropical Pacific.” PLOS ONE, Public Library of Science, journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371%2Fjournal.pone.0213741.

Robles, Y.A., et al. “Caracterización de la captura de tiburones por la pesca artesanal en los manglares de David, Golfo de Chiriquí, Pacífico de Panamá.” Tecnociencia, 2015, 17:11–30.

United Nations Environment, “Enabling effective and equitable marine protected areas: guidance on combining governance approaches.” United Nations Environment Program Report, Nairobi, 2017.

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