Editorial
Como es de costumbre con las fiestas de fin de año, hay un alza en la compra y venta de productos de todo tipo. En este articulo hablamos del efecto que estas compras tienen en el ambiente y discutimos el lavado verde (greenwashing) como una problemática.
En una sociedad donde la capacidad de consumir a gran escala demarca el estatus de las personas, las compras excesivas parecen “necesarias”. La constante renovación de los productos impulsa a que tengamos la percepción de que son desechables, por ejemplo, los teléfonos, televisores y otras tecnologías. Este excesivo ciclo de creación y desecho de nuevos productos implica la utilización de más recursos naturales, llevando al consumo insostenible de materias primas incluso las consideradas sostenibles. Todo este consumo agrava el deterioro del planeta llevados por un modelo de consumo inmediato y pago a créditos donde quien puede compra en exceso y quien no se llena de deudas. Esto nos afecta negativamente a todos, sin embargo, el daño ambiental afecta desproporcionalmente mas a comunidades social y económicamente marginadas.
Desde hace un tiempo, y en especial con el aumento de las noticias sobre problemas ambientales y de salud que han llevado a un cambio en nuestra visión de la industria, los consumidores han ido transformando sus hábitos hacia productos mas saludables y/o sostenibles. Esta tendencia no ha pasado desapercibida para los comerciantes y los publicistas, y en respuesta actualmente, es común encontrar productos diseñados para atraer a este tipo de consumidores. Mediante el uso de elementos visuales asociados tradicionalmente con la naturaleza y eslóganes que invitan a la protección del medioambiente, las industrias se aprovechan de las buenas intenciones de los consumidores. Ofrecen una imagen de salud y sostenibilidad, a pesar de no contar con un verdadero compromiso real con el ambiente. A esto se le denomina en inglés Greenwashing y en español lavado verde.
El plástico ha inundado los mares, rios y nuestra vida diaria. Mediante el Greenwashing las compañías de alimentos envasados buscan transferir la responsabilidad al consumidor colocando avisos de envase reciclable y vendiendo sus productos en paises donde saben que no hay sistemas de reciclaje en lugar de asumir su responsabilidad al cerrar el ciclo de desechos. Foto cortesía de Brais Marchena.
Para un consumidor es complicado validar si verdaderamente el producto que han de comprar fue hecho de una manera sostenible o si solo es una estrategia de mercadeo. Resulta difícil confiar en las pretensiones de estos productos. Al final del día la responsabilidad de tomar esta decisión recae en el consumidor. En mi opinión este modelo de consumo no es sostenible, y menos a la escala actual. En lugar de buscar opciones de compra sostenibles, debemos proponernos a reducir nuestro nivel de consumo. En simples palabras, la compra más “verde” es la que no se hace. Consideremos otras maneras de satisfacer nuestra necesidad sin consumir. Ignoremos los dictámenes que nos impulsan a consumir en exceso so pretexto de forjar nuestro estatus en la sociedad.
El rol del agua en procesos industriales de producción es algo que solemos ignorar. La mayoría de procesos requieren agua. La producción excesiva de productos promueve el uso desmedido del agua y su contaminación. En algunas áreas, esto lleva a la escasez del recurso y a la aceleración de la desertificación y contaminación de afluentes. Foto cortesía de Brais Marchena.
Si optamos por realizar una compra debemos hacerlo de manera racional. Debemos considerar el costo desde un punto de vista ambiental y social. Pensemos en la materia prima, la mano de obra, la energía usada en la extracción de la materia prima, el procesamiento y el transporte, los envoltorio y empaques entre otras cosas. Apoyemos los mercados locales y productores artesanales. Si se trata de alimentos, pensemos en que somos lo que comemos, así que, de preparar una lista de mercado, analizar que vamos a comprar, y consultar sus ingredientes depende nuestro bienestar. El foro EAT (conjunto multidisciplinario centrado en temas de alimentación, salud y sostenibilidad) nos aconseja comer menos procesados, menos carne y mas agua (“Una receta para un planeta saludable”)
En fin, al realizar compras en esta temporada la decisión final es tuya. Pero antes de hacer una compra compulsiva te invito a que te hagas estas preguntas: ¿Qué uso se le dará a este producto en la vida diaria? ¿Cuánta energía se necesitó para producir y transportar ese producto hasta ti? ¿Cuánto tiempo va a ser usado hasta que se convierta en obsoleto? ¿Qué va a pasar con él cuándo lo deseches?