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En busca de la buena gobernanza de las áreas naturales para hacer un uso sostenible de los recursos y garantizar el bienestar humano

Las áreas protegidas (APs) son espacios de resguardo para unidades de paisaje, procesos ecológicos y valores culturales; dichas áreas bien gestionadas constituyen la herramienta de mayor efectividad para la conservación de la biodiversidad a nivel global, y son reconocidas como parte integral de las estrategias vinculadas al desarrollo sostenible gracias a su contribución en las economías locales y nacionales. Debido a los beneficios que proporcionan, su adecuada gestión y la demarcación de nuevas APs son unos de los requisitos propuestos para lograr el objetivo 15 "Promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y frenar la pérdida de la diversidad biológica" de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

A pesar de la importancia biológica y social que revisten las APs, algunas sufren continuamente impactos producto de la actividad antrópica, que disminuyen su efectividad, e incluso estas áreas pueden ser percibidas como un obstáculo para las poblaciones cercanas, debido a que muchas dependen del uso extractivo de recursos o quisieran aprovechar las tierras de forma intensiva para actividades agropecuarias. En los trópicos, por ejemplo, los Parques Nacionales suelen denominarse como “Parques de papel” ya que no cuentan con personal ni presupuesto adecuado para su gestión.

Los gobiernos nacionales tradicionalmente se han adjudicado la responsabilidad del manejo y protección de las áreas naturales, pero actualmente abundan iniciativas privadas, comunitarias, étnicas y/o de gobiernos locales que buscan asegurar la protección de otros espacios como complemento a los sistemas nacionales. En tal sentido, se ha ampliado el espectro de gobernanza para las áreas naturales, definida como las tradiciones e instituciones por medios de las cuales se influencian decisiones, ejercen autoridad y se responsabiliza ante la sociedad en un país determinado. Esto involucra la toma de decisiones a todo nivel y cómo las instituciones, comunidades y organizaciones interactúan en base a normas y distribución de poder.

La gobernanza en las áreas protegidas se describe con base en 2 parámetros: el tipo y la calidad. Los tipos de gobernanza son 4 y se definen de acuerdo a los titulares de derecho y actores involucrados, es por ello que un área puede estar regida por (1) el gobierno a través de los diferentes niveles de jurisdicción, (2) entes privados, (3) comunidades y/o pueblos originarios, y (4) compartida entre diferentes gobiernos y actores. Con respecto a la calidad de la gobernanza se habla de que es efectiva cuando se respetan los principios de legitimidad, equidad, transparencia, respeto de los derechos humanos, direccionalidad, responsabilidad y rendición de cuentas.

Solo a través de una buena gobernanza la conservación es efectiva y eficiente ya que perdura en el tiempo y se genera una vinculación del área con el contexto social y ambiental, permitiendo así desarrollar las herramientas para hacer frente a los retos de los cambios globales. Dado los diferentes tipos de gobernanza, es posible que un área protegida no pertenezca al sistema nacional, sin embargo, dentro de esta puede que se esté realizando conservación de hecho, por lo que son denominadas territorios o áreas conservadas. Estos espacios conservados, sin importar el reconocimiento o la dedicación e incluso las prácticas explicitas de gestión, alcanzan a conservar de hecho y presentar una tendencia positiva de conservación con posibilidades de perdurar.

Los territorios o áreas conservadas se caracterizan por realizar conservación de forma voluntaria, ya que los que las reconocen lo hacen de forma consciente y sin imposición. En el convenio sobre la Diversidad Biológica, para referirse a este tipo de áreas utilizan la denominación «otras medidas eficaces de conservación basadas en áreas y territorios» y hacen énfasis en la conservación de facto y el no estar reconocidas dentro del sistema nacional de áreas protegidas. El ejercicio adecuado en la toma de decisiones y manejo del poder para ejercer autoridad, es determinante a la hora de controlar y dirigir los cambios en la cobertura de la tierra, efectividad en el manejo de las áreas, y la resiliencia ante los cambios.

A nivel mundial existen muchos ejemplos de áreas conservadas con buenos resultados, pero también es cierto que en muchas de estas áreas son nulas las garantías de tenencia y hay obstáculos para el empoderamiento económico. Las áreas protegidas indígenas de Mapu Lahual, en la cordillera de la Costa al sur de Chile, hasta 2005 habían creado 6 áreas que protegían 1000 ha del bosque lluvioso templado, ecosistema único y complejo que es parte de la cultura y sustento de los indígenas Mapuche-Huilliche. En México se puede mencionar el "Área de pesca de la comunidad de Punta Allen" en la cual el pueblo de pescadores desde 1986 se organizó a nivel comunitario y estableció mecanismos de vigilancia sobre el manejo de recursos, con la disposición de un reglamento interno y la concesión de campos langosteros a los miembros de la comunidad, el éxito al mantener su principal medio de subsistencia les ha otorgado reconocimiento nacional e internacional; sin embargo, tienen limitaciones con respecto al servicio de energía eléctrica y las vías de acceso, además de no tener garantías de su tenencia. En Venezuela se pueden mencionar los casos de: (1) Parque Natural Montaña Los Pozuelos, iniciativa liderada por FUNDESURUGUAPO con la asesoría de instituciones académicas y públicas que lograron reconocimiento en un área de 2.538 ha en función de proteger la cabeceras de los ríos y preservar la cultura de siembre de café de sombra para evitar el desgaste de los suelos y elevar el poder adquisitivo de la comunidad; (2) el Área de Conservación Suapure-Tzaze lograda por la comunidad indígena La Colonia (ribera este del bajo río Caura), con la asesoría de la ONG Phynatura y el apoyo del programa de pequeñas donaciones del PNUD para lograr una extracción sustentable de productos no maderables y así mejorar las condiciones de vida de la comunidad indígena.

Fotos: Taller con miembros de FUNDESURUGUAPO para conocer su experiencia en gobernanza y la demarcación del parque Natural Montaña Los Pozuelos, como parte del curso de ecología del paisaje y conservación. Vilisa Morón Zambrano

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