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Panamá es un país privilegiado por su ubicación geográfica. Cuenta con una biodiversidad de valor incalculable. Dos océanos bañan sus costas y las adornan con miles de organismos marinos de gran importancia ecológica. En el Pacífico se encuentran dos de los lugares más hermosos para visitar y entrar en contacto con la naturaleza, contacto que para quienes viven en ciudades de cemento, recuerda la necesidad de cuidar y preservar nuestros recursos.
Por un lado se encuentra el Archipiélago de las Perlas, que cuenta con estatus de Zona de Protección Marina por parte de las autoridades panameñas. Se localiza muy cerca de la ciudad de Panamá y está conformado más de 240 islas que brindan un escenario de belleza incomparable en el que el verde de su vegetación se funde con el azul de sus aguas. Su nombre no es casualidad, dicen que durante el periodo de dominio español, las perlas abundaban en los fondos marinos, incluso una de ellas fue incrustada en la corona de Felipe II de España. En la actualidad, al ser paso obligado hacia el canal de Panamá y ser una de las regiones con mayor potencial pesquero, Las Perlas es además una zona de gran importancia comercial. La diversidad marina que alberga este archipiélago es grandísima, pero se encuentra en riesgo de desaparecer, y por ello diversos esfuerzos se realizan en investigaciones que lleven a su conservación.
Pero Las Perlas, no es la única joya natural en el Pacífico Panameño, El Parque Nacional Isla de Coiba, localizado dentro del Golfo de Chiriquí, forma parte del conocido Corredor Marino del Pacífico Este Tropical, integrado por La Reserva Marina de Galápagos (Ecuador), Refugio de Flora y Fauna Malpelo (Colombia), Parque Nacional Natural Gorgona (Colombia) y el Parque Nacional Isla del Coco (Costa Rica). Este corredor es considerado como una de las zonas marinas con mayor biodiversidad en el mundo.
En este Parque se encuentra la zona arrecifal más extensa del Pacífico Tropical Oriental con 17 km2 de formaciones coralinas. Alberga más de 70 especies de coral, que sirven de refugio, para numerosos juveniles de diversas especies de peces e invertebrados. En el 2008 The Nature Conservancy en unión con el Smithsonian Institute (una de las principales entidades encargadas del estudio y conservación de recursos ambientales con sede en Panamá), realizaron un estudio descriptivo de los arrecifes del Pacífico Oeste de Panamá haciendo énfasis en su estado de conservación. Si quieres conocer un poco más consulta aquí.
Numerosas presiones de diverso origen amenazan de manera permanente (como en la mayoría de lo ecosistemas naturales) la persistencia del ecosistema arrecifal panameño. La sobre pesca, contaminación, turismo, sedimentación, extracción de especies para artesanías en conjunto con impactos ambientales tales como incrementos en temperatura que llevan a blanqueamiento, provocan presiones sobre el ecosistema y ponen en riesgo su existencia.
Por medio del monitoreo biológico (consiste en realizar mediciones repetidas sobre una unidad de muestreo en particular, en este caso el arrecife coralino para cumplir un objetivo e particular), se pueden detectar cambios en el tiempo, así como las variables que pueden estar involucradas con estos. Cualquier alteración en el ecosistema que vaya en detrimento de su permanencia puede ser de cierta manera controlado para evitar la afectación de las especies a largo plazo. En Panamá, Conservación Internacional, ha hecho esfuerzos para vigilar los arrecifes localizados en Las Perlas e Isla Coiba, y desde 2011 ha realizado dos campañas de monitoreo en más de 30 sitios, que incluyen censos de peces e invertebrados, análisis de la cobertura del fondo marino, y estado de salud de los corales. Por medio de estas campañas se han identificado los lugares más adecuados para la conservación y se ha establecido el estado de conservación del ecosistema, haciendo énfasis en las especies de interés comercial así como en las indicadoras del estado de equilibrio arrecifal.
Una parte de los resultados de este estudio la puedes consultar aquí.