Actualidad
El río Amazonas recorre más de 6600 km de bosques en compañía de cientos de afluentes que lo saludan a su paso. El ambiente es tropical, con una humedad relativa de 88 % en épocas de lluvia y temperaturas entre 25 y 27 C, recibe entre 1500 y 3000 mm de lluvias.
Agua y más agua.
En este contexto es imposible pensar en sequías, y sin embargo la acumulación y el aumento de los impactos antrópicos y sus consecuencias -cambio climático- han puesto estos ecosistemas tropicales al borde del colapso.
El bioma amazónico se está calentando a razón de 0.25 C por decada y se calcula que, de no modificar la situación actual, para el 2050 la temperatura habrá aumentado en 2.5 C. Y no olvidemos que a este aumento en la temperatura hay que agregarle el efecto de los cambios en los patrones de precipitación como consecuencia del calentamiento de la superficie del océano.
¿Cómo afecta esto al bioma Amazónico?
Puede afectarlo de varias formas: en su estructura, funcionamiento y composición de especies.
Ingrid Olivares y colegas publicaron recientemente una extensa revisión sobre este tema en la revista científica The botanical Review. En su articulo identifican y enumeran las múltiples consecuencias de las sequías para el Amazonas, entre las cuales incluyen: la perdida de áreas de bosque tropical, disminución de las probabilidades de sobrevivencia de plantas, extinciones por perdida de dispersores y polinizadores, cambios en la composición de especies, entre otras.
No olvidemos que las especies de ecosistemas húmedos pueden ser más sensibles a eventos de sequía, no solo por la escasez de agua, si no también por las nuevas interacciones que surgen con la colonización de especies de ecosistemas secos.
¿Cómo nos afecta esta situación?
Actualmente el Amazonas es uno de los principales depósitos de Carbono. Sin embargo, las sequías sumadas a la fragmentación de los bosques pueden transformar el amazonas en fuente de Carbono en lugar de sumidero. Y ya sabemos que lo que menos necesitamos en este momento es otra fuente de CO2.
Olivares y colegas hacen énfasis en la urgente necesidad de investigar a fondo los efectos del cambio climático para el Amazonas.
De lo que aprendamos de estas investigaciones depende el futuro de la Amazonia, y en consecuencia el nuestro.