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Con el crecimiento y desarrollo de las sociedades humanas, se incremento la perdida de especies, terrestres incialmente (hace aproximadamente 100.000 años) y marinas (hace 40.000 años).
A pesar de que los ecosistemas marinos, tuvieron un periodo de tranquilidad mas largo que los terrestres, la rapidez con la que extraemos una gran cantidad de recursos del mar, sumada a los desechos que botamos y otros impactos al medio acuático, han puesto estos ecosistemas al borde de una defaunación masiva.
Sin embargo, la preocupación por la defaunación del ambiente marino es menor que con los ecosistemas terrestres debido al limitado conocimiento sobre su biodiversidad. En los ecosistemas terrestres, se han descrito seis veces más especies que en el océano, y esto afecta considerablemente el número de especies marinas evaluadas y anexadas a la lista de especies en peligro de extinción.
Aún más preocupante es la perdida y degradación de estos ecosistemas, la cual desencadena cascadas de extinciones en mar y tierra, e impacta la capacidad de estos sistemas de proveernos de servicios ecosistémicos sin los cuales no podemos sobrevivir.
En un reciente estudio, publicado en la revista Science, Douglas McCauley y colegas describen las caracteristicas de este proceso de defaunación marina, enumeran los tipos de extinción que amenazan estos ecosistemas y resaltan los efectos que esta defaunación ya ha tenido y tendra para el planeta y por consiguiente para nosotros.
Pero no todo es malas noticias, avances como estos en investigación, nos alertan sobre las consecuencias de continuar en el modelo en el que vivimos y nos proveen de la información necesaria para proponer y PONER en marcha soluciones antes de alcanzar un punto de no retorno.
De las decisiones y compromisos que hagamos con el planeta depende nuestra calidad de vida y finalmente, nuestra sobrevivencia como especie.